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martes, 9 de octubre de 2012
Arte Vasco en la Arboleda ( Vizcaya )
En La Arboleda las antiguas minas que se explotaban desde tiempos del imperio romano se llenaron de agua y crearon lagos de impresionante belleza que se deslizan entre formaciones rocosas de mineral, túneles y huellas de la mano del hombre en el paisaje. La fuerza visual de esta zona situada a la entrada del poblado minero conmovió hace años al artista local Guillermo Olmo (1960), escultor heredero de la escuela de los grandes maestros vascos, que concibió un sueño para este escarpado terreno: un parque escultórico como los que se pueden ver en Francia, Italia o Alemania, un lugar donde los creadores contemporáneos pudieran plantar su semilla de hierro para verla crecer e imbricarse con el paisaje. Ese sueño cobra estos días su impulso definitivo en Meatzaldea Goikoa Parkea, el nombre que tendrá este espacio dedicado al arte euskaldun que aspira a competir con rincones tan conocidos como el caserío Zabalaga, que también movió a Eduardo Chillida a levantar allí Chillida-Leku, o el fantasmagórico y arcano Bosque de Oma, de Agustín Ibarrola.
«No sólo fue el hecho de que yo naciera aquí, sino la fuerza que inspira el paisaje la que me dio la idea para convertir este parque público en una exposición de escultura al aire libre», relata, en el corazón de este rincón a la sombra de Peñas Negras, Guillermo Olmo, que en los últimos cinco años ha visto cómo el sueño se ha ido convirtiendo en realidad. Primero fueron algunas esculturas sueltas que surgían de repente en medio del paisaje, como 'Zutik', del portugalujo Juanjo Novella, que desde hace cuatro años forma parte del grupo de doce piezas que abrieron una exposición que aspira a tener un total de 23, cinco de ellas instalándose estos mismos días.
Nada parecido a esto existía hasta entonces en el País Vasco. Por eso en 2008, Guillermo Olmo se puso en contacto tanto con artistas como con la Diputación y el Ayuntamiento de Trapagaran -propietarios de los terrenos- para levantar un parque que, a diferencia de los conocidos espacios de Oteiza, Ibarrola o Chillida, tuviera «un carácter plural, no algo dedicado a un solo creador, sino abierto, que suponga una representación de la escultura vasca actual». Y así nació Meatzaldea Goikoa Parkea, que este año despliega sus alas definitivamente y aspira a convertirse en una referencia artística en Euskadi.
Un museo de 20 hectáreas
Has finales de abril, el actual censo de 18 esculturas de los más variados creadores se ampliará con cinco nuevas. Aquellos que se acerquen estos días a La Arboleda pueden ser testigos de la instalación de algunas de ellas, como 'Elkarrizketa', del guipuzcoano Iñaki Olazabal. Pero el parque aspira también a abrirse definitivamente al turismo creando una ruta en la que se señalen todas las esculturas e información de sus creadores, para poner todavía más en valor un paraje donde ya conviven «los restos mineros con el arte».
Para ello, Guillermo Olmo confía en que tanto la Administración foral como el Consistorio den un paso más allá de la cesión de los terrenos. Implicarse económicamente y, en particular, difundir en sus guías, páginas web y folletos turísticos un lugar de impacto donde se rescata lo mejor de la escultura vasca actual y se pone al servicio del espectador cultural y del amante de los espacio abiertos. Y es que las obras están tan imbricadas en la naturaleza que incluso se van a resaltar los bloques de mineral originales que todavía afloran en auténticas "esculturas naturales", en unos casos resaltando sus colores naturales y en otros limpiándolas de maleza.
Así se irá forjando ese sueño de un lustro de duración que en veinte hectáreas de terreno espera algún día convertirse en una referencia cultural, donde las obras de artistas contemporáneos puedan llegar a convivir con un paisaje donde la piedra y el hierro parecen también labrados por la mano invisible de un escultor.
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