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jueves, 30 de mayo de 2013

Mural pintado por la paz ,y la libertad de expresion en el puente de la salve (Bilbao)

BAJO el Puente de La Salve dos mujeres -una joven y otra mayor- conversan de forma relajada; es la imagen de la armonía, de la reflexión del diálogo... Se trata de la obra convertida en mensaje y de un pared de hormigón gris trasformada en lienzo. Esta iniciativa, organizada por Muralismo Público en colaboración con Bakeola y el Ayuntamiento de Bilbao se ha desarrollando en el marco del día 30 de enero cuando se celebra el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, con motivo de la conmemoración de la muerte de Mahatma Gandhi. Las artífices de esta obra de arte son dos artistas de Gasteiz que pertenecen a Muralismo Público con los que han colaborado en este proyecto personas anónimas que han plasmado en papel su particular manera de ver la paz. El proyecto se basa en un proceso creativo que reflexiona en torno a valores para la paz en Euskadi: memoria, futuro, diversidad, entendimiento, pluralidad, empatía, tolerancia y convivencia. En la imagen principal se observa a dos mujeres de diferentes edades, están dialogando. Ellas se apoyan sobre un fondo de encaje, una serie de nudos tejidos que ilustran la complejidad de su relación. A través de sus corazones y sus cabezas, donde residen las emociones y el intelecto, se entretejen tiras de colores vivos. Son las contribuciones de todas las personas que han colaborado en este proyecto con su propia reflexión sobre el tema, pintando sobre lienzos técnicos adheridos al muro. "En el mural hemos añadido en diferentes lugares, pequeños detalles de color que hemos sustraído de esos trabajos que ha aportado las personas que tomaron parte en esta iniciativa", describen. Pese a las inclemencias del tiempo "la lluvia no ha acompañado al secado", el gran fresco ya es visible desde diferentes puntos de Bilbao. "La mejor zona es desde el otro lado del Campo Volantín, se obtiene una visión general", aseguran. Sin embargo, también es interesante subir por las escaleras y centrarse en los pequeños detalles que se asoman en el mural. Es otra manera de admirar la intención de los artistas. Por ejemplo, y como curiosidad una de las mujeres, lleva un interesante pendiente, que da título a la obra: Giltza bat-Una llave. Llave, símbolo de expresión La razón de colocar un pendiente del que cuelgan unas llaves procede de una historia recogida en el libro editado en Argentina en 1947: Arquitectura Popular y Grafía Vasca. En este el autor describe como las llaves "son muy empleadas por los vascos especialmente en las piedras sepulcrales". Además, en el mismo libro, en la página 139 se revela también que para las señoras el símbolo eran las llaves y lo "adoptamos también en la obra", explican. "La llave, una de tanta llaves que tenemos los humanos en nuestro llavero y que podemos utilizar tanto para abrir como para cerrar. En este caso la apertura sería la libre expresión. Esta libertad también es una llave, entre otras, para la convivencia, la empatía y la comprensión", cuentan las artistas. Desde hace un par de semana, con la retirada del gran andamio que lo ha cubierto a lo largo de más de dos meses, se ha descubierto los 1.000 metros cuadrados de una imagen que apela "a la reflexión, memoria y la tolerancia", cuentan los responsables de esta obra que decora las paredes de la emblemática estructura bilbaina. Este proyecto gozó de la colaboración de asociaciones diversas relacionadas con la paz y la convivencia.

La araña gigante mama, del museo guggenheim (Bilbao)

A lo largo de una carrera que abarcó casi siete décadas, Louise Bourgeois creó un corpus de obra rico y siempre innovador que se entrecruzó con algunos de los principales movimientos vanguardistas del siglo XX, como el Surrealismo, el Expresionismo Abstracto y el Posminimalismo, sin renunciar a su propia visión creativa. Aunque la obra de Bourgeois abarca la pintura, el dibujo, el grabado y la performance, la artista es más conocida por sus esculturas, ya sean íntimas o monumentales, en las que empleó diversos materiales, como la madera, el bronce, el látex, el mármol y el tejido. Su obra es muy personal, con frecuentes referencias a una dolorosa infancia marcada por un padre infiel y una madre cariñosa pero cómplice de la situación, y al mismo tiempo tiene un carácter universal, ya que encara el reto agridulce de ser un ser
humano.
 

Mamá (Maman), de casi 9 metros de altura, es una de las esculturas más ambiciosas de Bourgeois y pertenece a una serie inspirada en la araña, motivo que apareció por primera vez en varios dibujos realizados por la artista en la década de 1940 y ocupó un lugar central en su obra durante la década de 1990. Las arañas, que Bourgeois presenta como un homenaje a su madre, que era tejedora, ponen de manifiesto la duplicidad de la naturaleza de la maternidad: la madre es protectora y depredadora al mismo tiempo. La araña utiliza la seda tanto para fabricar el capullo como para cazar a su presa, así que la maternidad encarna fortaleza y fragilidad. Estas ambigüedades se ven intensamente reflejadas en esta Mamá gigantesca, que se sostiene ominosamente sobre unas patas que semejan arcos góticos y que funcionan al mismo tiempo como jaula y como guarida protectora de una bolsa llena de huevos que se encuentran peligrosamente adheridos a su abdomen. La araña provoca pavor y miedo pero su gran altura, sorprendentemente equilibrada sobre unas ligeras patas, transmite una vulnerabilidad casi conmovedora.
 

El antiguo Funicular De Artxanda (Bilbao)

El funicular de Archanda es un medio de transporte que comunica la ciudad de Bilbao con la cima del monte Archanda en Vizcaya (España) permitiendo una rápida ascensión al mismo. Su base se encuentra en la Plaza del Funicular, en la calle Castaños, en el barrio del mismo nombre, cerca del Campo Volantín, entre el Ayuntamiento y el Puente de La Salve. A pocos metros se halla también el puente de Santiago Calatrava, Zubizuri. Historia Su primer viaje lo hizo el 7 de octubre de 1915, operado por una empresa privada. Al quebrar ésta, el municipio se hizo cargo de él en 1939. Fue totalmente reformado en 1983 y actualmente está gestionado por el Ayuntamiento de Bilbao.