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miércoles, 25 de junio de 2014

Cueva de covalanas o de las ciervas rojas ,Ramales de la Victoria (Cantabria)

DESCRIPCIÓN La cueva de Covalanas es popularmente conocida como la cueva de las ciervas rojas. Se localiza en la ladera noreste del Monte Pando, encima de la cavidad de El Mirón. Esta última, utilizada como lugar de habitación durante, al menos, los últimos 45.000 años. Fue descubierta en 1903 por el padre Lorenzo Sierra, en colaboración con Hermilio Alcalde del Río, dos figuras claves de la investigación arqueológica en Cantabria. Su descubrimiento se enmarca dentro de los orígenes de la ciencia prehistórica y más en concreto del arte paleolítico, al ser la segunda cavidad con arte paleolítico descubierta en toda la Cornisa cantábrica tras Altamira (en 1879). Es una cueva de reducidas dimensiones que presenta dos galerías que comparten una zona de abrigo exterior, aparentemente no utilizado como espacio de hábitat. Una de sus galerías, la de la derecha, alberga las manifestaciones gráficas parietales. Tras dos pequeñas series de puntos aparecen, hacia los 65 metros de la entrada, las primeras formas animales. Avanzando a partir de este punto, las figuras rojas se suceden a mano derecha e izquierda por la galería principal y dentro de un pequeño divertículo. Un total de dieciocho ciervas, un ciervo, un caballo, un uro, una posible figura de tipo híbrido y tres signos rectangulares, además de pequeños puntos y líneas que se disponen en frisos. A partir de los 90 metros, y ya en espacios de reducidas dimensiones, el número de figuras se reduce drásticamente, tan sólo una figura completa de animal que contrasta con los numerosos puntos y las líneas, dispersas por todas las paredes de este sector. Su cronología, difícil de fijar de manera absoluta, parece situarse en una fase antigua, en torno a los 20.000 a.C. La frescura del color rojo, el tamaño grande de los motivos, el trazado punteado del contorno animal y la concentración de la mayor parte de las figuras en un área bien delimitada, envuelven al visitante en un entorno de misterio y acogimiento. Saliendo de la cueva y en la penumbra de la misma, parece que las figuras cobran vida como si quisieran escapar de la roca. Se ha llegado a indicar que este rebaño rojizo, inquieto en las sombras, ha sido testigo milenario de la vida de la Humanidad. Consultar condiciones de visita en http://cuevas.culturadecantabria.com/covalanas.asp