Nacedero de urederra (Urbasa)

Este espectacular rincón al norte de Estella, en Navarra, teñido de un azul y verde fosforito, fue declarado Reserva Natural en 1987. El nacimiento del Urederra se sitía en el Balcón de Pilatos, en la zona de la Pared del Capellán, con una caída de más de 600 m de altitud, lo que con el transcurso de miles de milenios ha modelado un impresionante anfiteatro rocoso. Hace millones de años el relieve de una gran meseta conocida como Zunbeltz o Lizarraga cambió para siempre. Sucedió un gigantesco hundimiento tectónico que provocó la apertura de un gran pasillo entre las ya conocidas sierras de Urbasa y Andía. A caballo entre la Navarra atlántica y mediterránea, ambas forman un extenso Parque Natural al oeste de la Comunidad Foral. Prados y frondosos hayedos alternan en el paisaje idílico de este espacio protegido cuyo borde sur cae bruscamente sobre el Valle de las Améscoas formando el impresionante mirador natural del circo del nacedero del Urederra. Donde podremos observar, al final de la ruta, la salida natural de todo el agua que transcurre por el subsuelo del macizo kárstico de Urbasa, cuyo característico desgaste ha favorecido la creación de unas 200 cavidades entre simas y cuevas por la zona. Vista del Balcón de Pilatos desde el final de la ruta El subsuelo del Parque Natural está formado por rocas calizas apoyadas sobre margas del Cretácico de hace más de 140 millones de años. Hace 65 el agua cubría esta zona, y las rocas que hoy vemos están formadas por restos de seres vivos que vivieron en él. Los seres humanos han habitado estas tierras desde hace unos 100.000 años, basando su subsistencia en la caza, como indican los vestigios encontrados en la zona. Los principales monumentos megalíticos son dólmenes, túmulos, enterramientos y menhires. En el Neolítico, hace unos 7.000 años, se inventó la domesticación de los animales con lo cual el pastoreo se extendió por esto territorios como modo de subsistencia hasta la actualidad. De hecho, debido a que formaban parte del Patrimonio de la Corona, han mantenido un régimen de singularidad jurídica que permitía a todos los navarros, desde tiempo inmemorial, llevar a pastar sus ganados, hacer chozas y apriscos para sus pastores y rebaños y también al disfrute de leñas y maderas para sus necesidad FOTOS